martes, 16 de agosto de 2011

Sobre el Nobel de Literatura

Leer es un vicio caro pero extremadamente reconfortante. Es una de las mejores maneras de pasar el tiempo que conozco. Sumergirse en un libro es descubrir un nuevo mundo que te absorbe y llena.
El premio más grande que se concede en el mundo literario es algo controvertido y, en general, elevado. En lengua castellana puedo opinar sobre un par de autores solamente, así que a pesar de lo mucho que leo tampoco soy una voz autorizada en el tema. Recuerdo Platero y yo como pizca "pestiño", tan bonito todo... y me vale la descripción que hicieron en Twitter: 'Uno que habla con su burro'. El señor Cela no ha entrado nunca dentro de mis simpatías y no leí La familia de Pascual Duarte con gran emoción sino por obligación... la tierra tira mucho y debería decir que nadie como Delibes para describir una época y unas circunstancias, por supuesto (para repasar mi opinión sobre el maestro vallisoletano, pinchando aquí encontraréis mi humilde epitafio).
El último premio Nobel también ha sido en lengua castellana. Y me propuse leer algo del señor Vargas Llosa, aparte de alguno de sus artículos en El País, en un corto espacio de tiempo. A ello me he dedicado en las últimas semanas, a La fiesta del Chivo. Y estoy admirada de la obra maestra en papel que he disfrutado página a página. Quería mirar la Wikipedia para saber qué había pasado, pero al tiempo no quería, para no desvelar nada de ese desenlace que estaba esperando con enormes ganas pero que no quería que llegara porque traería el final. Personajes bien definidos, descripciones claras, combinaciones acertadas y buenas mezclas entre pasado y presente. Qué rechazo ante las tiranías e injusticias que se producen en el mundo. Un gran libro.

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