jueves, 24 de febrero de 2011

Ens va bé. Vinci.

365 días de convivencia. Me paro a pensar y tendría 365x365 historias que contar de este tiempo:
'Em xiulen les cantonades
aquella vella cançó
que només sabem la lluna,
Barcelona i jo
'. Canta Serrat.
Recuerdo un día como hoy hace un año. Llegar al aeropuerto cargada como una mula, perderme que es algo que hago con una facilidad pasmosa, ir a casa de Inma, mi campamento base, a dejar las cosas. E irme a verte, lo antes posible, verte en esta nueva perspectiva.

Te miré desde la plaça Catalunya, pensando que nunca sería capaz de reconocer tus recovecos. Que salir de tus entrañas era adentrarme en un mundo desconocido que no descifraría. 52 semanas después sé dónde he de colocarme para estar cerca de la salida en el metro, cuándo se abre por un lado u otro, y la estación de Catalunya como eje sobre el que gira mi transporte.

Entonces no eras la misma que había visto con ojos de turista, de guiri. Te habías transformado, no te ibas a dejar conquistar como yo lo había hecho por ti. Tuve que trabajármelo para encontrar mi lugar en ti. ¿Tardé? Según se mire: seis días, al séptimo entoné el "Habemus domus", episodio I. Poco después empezar mi vida aquí. Me proporcionaste gente estupenda de la que me rodeé. Adquirí conocimientos que espero no cumplan lo que cantan mis paisanos los Celtas Cortos: 'si estudiar vale para poco al buscar tu colocación...'. Disfruté la vida aquí, con esa gente estupenda, de aquí, de allí, de antes, de ahora, que sigue, que me ha dejado... Me cambié de domus, mejorando infinito con el cambio. Mientras espero una seguridad por tu parte,  hago mis apaños. Tenemos nuestros momentos críticos, 'como otras parejas tuvimos historias de celos, historias de gritos y besos, de azúcar y sal' como canta Sabina.

Pero desde aquí te agradezco estos 365 días de convivencia. Porque eran lo que yo quería. No sé qué pensaba hace un año al encontrarme contigo. Sé que ahora brindaría "per molts anys".

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