viernes, 7 de enero de 2011

Día de Reyes

Entre miles de personas estaba yo intentando ver llegar a Sus Majestades Reales en el pailebote Santa Eulàlia, labor imposible. Hasta atropellos hubo, sillitas mediante, en la avalancha que se produjo cuando el velero inició la maniobra de amarre en el Port Vell. Así que paciencia y distancia.
Algo se ve, la gente murmura, la comitiva se mueve: Melchor, Gaspar y Baltasar se dirigen a los coches  antiguos preparados para la ocasión,que les llevarán a sus Carrozas Reales para dar un paseo por toda la ciudad antes de asomarse a cada balcón, ver zapatos en perfecto estado de revista y dejar algo.







Y la Cabalgata multitudinaria, imposible alcanzar alguno de los miles de caramelos lanzados... menos mal que había provisiones venidas de Pucela.

¡Qué bonito!






Y así, amaneció el día 6 de enero. Nervios, madrugar, llamadas variadas, familia, ¿qué os han traído? ¡Qué buenos hemos sido!

A mí, todo lo que pedí: pedí volver a casa, volver por Navidad, y lo tuve; pedí que mi hermana viniera a visitarme, y a fin de mes estará conmigo viendo Tiffany's y la alta costura barcelonesa, además de algún concierto, y tiendas...; pedí lectura y tengo Guerra y paz, El húsar, Los objetos esenciales del diseño español y 1000 nuevos diseños y dónde encontrarlos; pedí unos guantes y son largos, azules y preciosos; pedí un calendario y Mafalda me saca una sonrisa cada día del año; ponerme las lentillas es más bonito con mis nuevos estuches; los Gajos son mis caramelos favoritos, y los Gummys también; rojo (¿naranja?) y verde para que no me entre frío en el cuello y volver a ponerme mala; iré de compras cuando me apetezca; seguiré rellenando ese mundo paralelo lleno de gomas con mis nuevas adquisiciones. Nada de carbón, he sido muy buena, ¡GRACIAS, REYES MAGOS!

 




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