domingo, 31 de octubre de 2010

vueltas de tuerca

"Anda, venga, quédate un rato más, si ya total..." me decían el viernes (29 de octubre) Ana y Sofi. Con esa frase en la cabeza han pasado 17 días de paréntesis pucelano. Llegué con el otoño, encontrando mil matices de marrón, entre rojizo, amarillento y verdoso, a tierras castellanas.
17 días de frío polar, alguna que otra lluvia, 'el ciego sol se estrella...', los contrastes de la mañana, el mediodía, la noche, esas diferencias térmicas que forjan el carácter castellano. Aprender legislación. Disfrutar de toda la gente posible. Familia. Comer. Ir de vinos (en Valladolid no se estila lo de ir de pinchos, ir de tapas, o tapear, ¿verdad mami?). No volver a Barcelona, perder una partida... pero seguir jugando. Catarro otoñal. Cumpleaños feliz te deseo con todo mi corazón. Equipaje odioso. Sí Jesu: soy críptica.
Vuelta, viajar en tren es lo mejor: el Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol es mejor de lo que recordaba. Hasta el color de la tapicería es más bonito (¿o será que es nuevo?). Y la Alta Velocidad Española es una cosa maravillosa. Visto cómo están los aviones ahora, se tiene más espacio en un Ave... muy bien. Una cosa he de investigar: el extraño imán que me lleva a venir a Barcelona acompañada de jubilados dirigiéndose a sus vacaciones pagadas por el Estado español. Esta vez también, iban de Madrid al Camp de Tarragona: vamos, a Salou.
Otra vuelta. Barcelona, ja soc aqui. Una altra vegada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario