domingo, 26 de septiembre de 2010

Sietemesina

En siete meses pueden pasar muchas cosas. Es el tiempo en el que se desarrollan los pulmones. Es el tiempo en que un juez desprestigiado y vilipendiado se marcha a un organismo internacional donde le dejen ejercer. Es el bonus para que las ciudades resuelvan su situación financiera, con esta crisis. Es el tiempo máximo que he pasado fuera de mi casa, barrera rota ayer. Tiremos de obviedades: el tiempo vuela. Pasa que es un gusto. Mi estancia va camino de la cuarta estación, habiendo llegado en un invierno tardío y agresivo en sus últimos coletazos, disfrutando de una primavera de colores increíbles, un verano mediterráneo con el mar al lado... He leído que el final de estas fiestas marca el inicio del otoño... El Corte Inglés ya lo viene anunciando, mal asunto... Esperemos buenas noticias de la caída de las hojas, veamos el amarillo como un gran color, ¡empieza la estación favorita de mi tata!

Y es que Barcelona está de fiesta mayor. Que es como llaman aquí a las Ferias que decimos en Castilla. Cuestión de forma, el fondo viene a ser lo mismo. Así veo yo estos días:
No acabo de encontrar en esta ciudad la Plaza Mayor. No soy capaz de discernir cuál es. Un día me parece que debe ser la plaça Catalunya, por esto de que es el centro. Al momento creo que ha de ser la plaça Sant Jaume, que es donde está el Ayuntamiento. O quizás la Plaça Reial, por su estructura. Quizás con la situación de los conciertos lo averigüe... pero no. Porque los escenarios crecen como setas. Lo cual es maravilloso y al tiempo frustrante. Porque aún no controlo el don de la ubicuidad. Y siento que me pierdo algo. Se acumulan los acontecimientos interesantes, y gratuitos. Hay que aprovechar...

¿Qué se cuece por las fiestas de aquí? Como decía, conciertos, de todos los gustos, de todos los tipos. Incluido un festival con nombre de ruido, BAM. En el que una cabeza de cartel ha sido Arizona Baby, Pucela rules! Pirotecnia y pólvora, grandiosos castillos de fuegos artificiales que estamos en la costa mediterránea, correfocs y diables...qué pasión por el fuego. Gente, mucha, en todas partes. Pero, ay, ¿dónde están los puestos en los que picotear algo, tomar algo de pie, aunque sea de calidad baja? Eso está en Castilla, eso lo tienen dominado en tierras pucelanas. Eso se echa de menos.

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