martes, 21 de septiembre de 2010

Mi mejor amiga

¡Qué difícil va a ser recibir una visita mejor que la última que he tenido! De la misma calidad, es posible, no lo dudo. Pero mejor... Apostaría por la imposibilidad, casi.
Voy a intentar dar una idea de la increíble visita, pero hacerse a la idea está sólo al alcance de los protagonistas...

El martes 14 de septiembre me fui al aeropuerto a recoger a Elisa que llegaba, ¡y no sabía bajar a Barcelona en tren, siempre había ido en autobús! Conoció el tren, que es económico, y luego recordó el Metro de Barcelona. Y llegamos al lugar en el que paso los días en este momento en espera de largarme a otro lugar mejor. Otra maleta más, no se va a notar, en el caos caótico de 18 m2 (aprox, o no tengo ni idea, son mis cálculos mentales mirándolo...). Y al Gòtic, porque hay que trabajar, ganarse el sueldo, mantenerse en esta ciudad. Podemos comer... ¡en un japonés! Y ooooooooh... cerrado. No importa, ¡temaki! Que es un maki en forma de cono, que preparaba con lentitud un japo auténtico, extrema lentitud para que saliera perfecto, no hay que quejarse. Después, café, en una cafetería, al lado del piso por si aparecen los guiris. ¿No? Paseemos, y vamos a una exposición en el Arts Santa Mónica. ¿Es esto? ¿Sólo? Altas pretensiones, sí, siempre. Pero mola, es cómodo, qué lástima que tengan que atar los libros para que la gente no se los lleve... yo también me habría llevado uno, seré incívica. Paseemos más, Ramblas arriba, Passeig de Gràcia adelante, encontremos algún pucelano que acude a la Ciudad Condal, otro más buscando futuro. El tiempo cambia, abriguémonos un poco y cenemos por el centro, los guiris pueden llegar en cualquier momento. Hay un sitio en el Raval que conocí con mi mamá que está bien, allí. Sólo una ensalada... no me apetece la lechuga (¿por qué pedirías ensalada entonces?)... una focaccia, que es italiana. Sigamos por aquí, que vendrán los guiris... ¡otro pucelano más, italiano de origen! y a un bar ooooooh... cerrado. Alternativa, terraza, camarera majaza... luego dicen de los pucelanos. La hora de que Cenicienta se recoja, y los guiris no han llegado... desistimos, para casa, lástima de dinero, qué le vamos a hacer. ¿Te pasa a menudo? Es la primera vez... Eli serás gafe. A dormir, mañana...
Es 15 de septiembre. Y es verano. Así que a la playa. ¡A Sitges, pequeño! Arena blanca y fina, brisa marina, agua salada, toalla, bikini, sol y relax. La perfección, ¿verdad? Comamos... aquí, el menú se ve bien, y no nos sablan. Mmmh, quiche, hamburguesa con queso/salmón con teriyaki, brownie/ensalada de frutas, café cortado... ¡con sacarina! Carcajada, por favor. Y vuelta a Barcino, a conocer nuevos pisos para "bienvenir" a guiris, y cena para recordar el Erasmus de Padova, hoy en cocinas del mundo, México lindo. Y de postre, crêpe. Por si alguien piensa que cómo nos ponemos, es que nosotras podemos, por supuesto.
Pues comienza la segunda quincena de septiembre con el turismo llegando a Barcelona en cantidades muy interesantes para el bolsillo (mío, fundamentalmente). Uno, dos, tres, cuatro, ¡cinco! Arrastrando a un catalán que venía a comer, y a una pucelana que pensaba que venía de turismo y venía a conocer pisos. De Ciutat Vella a Gràcia, comemos en Gràcia... cocinas del mundo, ¿repetimos? Sushi, maki y demás palabras acabadas en i, viva el Sol naciente. Un café en plaza Universitat, como solíamos, otra parrafada más, al Eixample Dreta, luego la Esquerra, cena y a dormir.
El 17 de septiembre nos despertamos con la alarma del cumple de mi abuelo ¡felicidades, abuelo, que cumplas muchos más! Y empezamos el día dando un paseíto, hasta el Born, alguna cosilla que quede por ver como el edificio de la Electra de Barcelona o el primer edificio modernista de España, en el que no interpretaron el estilo con maestría... Y seguimos con un piso, cliente: un inglés panoli que esperó a la hora de Greenwich para levantarse e ir... al portal de al lado. Debería llevar una camiseta corporativa, ¿no? Un paseo por el Born, que es muy bonito, las tiendas, Santa María... Y la Estació de França, que es muy chula, y había una exposición de neveras muy curiosa.
Comida en el passeig del Born, en uno de los primeros sitios que conocí, que me enseñó Inma hace ¡ya 7 meses! Otro piso (¿oís las monedas sonar? cling, cling) y Eli con la familia a pasar el finde, que también venía a verles...
Del domingo comentar que descanse en paz aquel poeta que nos enseñó que "Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga LIBERTAD". Pensad por un momento en esa frase... que se haga realidad pronto, ya. Él ya lo tiene que estar viendo, desde donde esté, esperemos. Y por supuesto, que se sigan yendo a la mierda los irrespetuosos que no dejen hablar cuando otra persona está ejerciendo su derecho. ¡Viva la democracia! Y esa canción, la música de mi infancia.


Y el lunes 20 de septiembre, de vuelta... sin pisos. Decidimos seguir conociendo el área metropolitana de Barcelona... Sant Cugat fue el lugar elegido. ¡Oh, qué descubrimiento, las tiendas de Sant Cugat! Y el monestir, con su rosetón... aunque estaba cerrado, estos catalufos... En cocinas del mundo, tocó la Bella Italia. Vuelta, lluvia, un rato de soledad para no cansarnos mucho mutuamente, que hablamos como cotorras... y a cenar tortilla a lugar mítico. Buenas noches, a dormir bien en increíble situación, y hasta mañana...
Porque ya es 21 de septiembre y un día lluvioso te ha despedido de Barcelona, hasta que quieras volver, cuando te venga bien, cuando te parezca, si por mí fuera ahora mismo sin ir más lejos. ¡QUÉ BUENO QUE VINISTE, ELIIIII!
Para pasar la morriña, en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión he encontrado tres Astérix que no tenía.
También es 21 y es el cumple de mi mare de Barna. Moltes felicitats i per molts anys, Carmen!

PS.- Se añadirán algunas fotillos más que haya realizado la coprotagonista de esta historia tan pronto como sean recibidas en mi ordenador.

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