domingo, 12 de septiembre de 2010

Extremos, opuestos y contrarios

Empezó septiembre. Y lo empecé deseando convertirme en avestruz, en ese falso mito de su actitud en que meten la cabeza bajo tierra cuando las cosas vienen mal dadas (que no es verdad, que lo sepáis). Porque soy una persona radical. Mi visión del mundo es en blanco y negro. El gris no está dentro de mi particular visión de la vida. Sé que esto no es bueno, pero también considero que no es malo. Soy capaz de grandes amores y grandes odios, de momentos de estar en una nube y momentos en que estoy hundida en el fondo del mar, matarile, rile, rile. Es parte de mi carácter. Y me cuesta muy mucho encontrar ese gris que da equilibrio a la vida, en mí, y en el resto de la Humanidad. Porque las medias tintas no me suelen valer.

Las búsquedas son complicadas. Que se lo pregunten a Indiana Jones cuando buscaba un Arca. Lo del Arca también es intrigante... resulta que según el mayor best-seller de la Historia de la Humanidad puede ser un barco para lunas de miel de animales, o el lugar donde guardar un código de comportamiento. Y ya me he desviado, yo y mi incontinencia verbal. Volviendo al tema: buscar y no encontrar en un breve espacio de tiempo me provocó una crisis que ninguna bolsa de papel para respirar parecía poder resolver. Pero a base de escuchar a la gente gritando que me tranquilizara, me tranquilicé, y la vida ya no parece tan complicada, y hay que tener paciencia, y hay que darle un voto de confianza a José, sí. Lo siento, tengo un extraño mimetismo con el equipo de mis amores.

Y unos días después cogí un tren. Y fui a la playa, y hablé hasta que se me secó la boca, y vimos el final de un partido y otro entero. Y conocí Peñíscola, bonito sitio, os lo recomiendo a todos, una villa que me recordó a Adolfo y a la Jesu (acuérdate de mi cara) y a Anamari. ¡Y cómo echaba de menos ver el fútbol!
Y he cogido otro tren. Iba viendo una película que no he conseguido acabar de mi actriz favorita, una de las grandes de la pantalla actual, Meryl Streep (por favor, vean Los puentes de Madison o Memorias de África... o la que venía viendo, Julie&Julia, y no podrán decir lo contrario, es grande la tía, César esto va por ti). Y de repente he mirado por la ventana, tras dos horas en un asiento espacioso al que no estaba acostumbrada. Y me he encontrado con un magnífico edificio color escarlata de Toyo Ito (vaya, estaba en un error... pero me encanta). Y con la Torre de Calatrava de la Montaña Mágica. Estaba entrando en la Ciudad Condal. Y un pensamiento ha venido a mi cabeza sin ser yo consciente de ello: una vocecita ha dicho dentro de mi cabeza, dejándome plenamente descolocada: "estás en casa, Jelencilla". Todavía estoy intentando calibrar la magnitud del pensamiento.

Por eso lo de los extremos. De lo más profundo del océano a la cresta de un tsunami. Y una conclusión: me gusta el fútbol. Y me ha encantado verlo ayer sábado.

PS.- Dedicatorias: a mi madrina, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!, a Esther, ¡enhorabuena!, a Paloma, por leerme desde más lejos que nadie.

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