lunes, 3 de mayo de 2010

No hay NADA como el hogar

Y aquí me encuentro, en mi hogar. "No valoras lo que tienes hasta que lo pierdes, pero cuando lo recuperas... ¡ay, cuando lo recuperas!". Ciudad bonita donde las haya, Valladolid, mi ciudad. Si nunca me cansaré de Barcelona, de Pucela... imposible. Porque cada rincón me trae un recuerdo, porque aquí está mi casa, aquí está mi familia, aquí está mi gente, y ésta es mi tierra. Y dudo mucho que la haya mejor que ésta. Así que hablaré del bonito horizonte que me he encontrado en esta visita fugaz pero intensa, en éste su ecuador.
Si pensamos y reflexionamos fríamente, el avión no supone un viaje tan corto como se cree. El tiempo de trayecto se reduce enormemente, está claro. Pero la antelación con la que hay que llegar al aeropuerto, el desplazamiento hasta el susodicho aeropuerto, que comúnmente se encuentra a las afueras de la ciudad, el tiempo de espera para facturación, controles y demás... En el caso de viaje Barcelona-Valladolid, supone, redondeando, las mismas seis horas que puede suponer el viaje en coche. La tranquilidad que da el avión, claro, no la tienes con otro medio de transporte, el relajo, la sensación de no haber empleado demasiado tiempo desplazándote. Todo esto, claro está, si no hay volcanes de Islandia, el Eyjafjälla que ya sé llamar por su nombre siendo específicos, de por medio. Eso es un tema aparte: ¿imán para cenizas volcánicas? Sí, aquí es: la Jelen tomando un avión. ¿Sabíais que la anterior vez que erupcionó el amigo se tiró de 1821 a 1823 soltando porquerías? Yo ahora sí lo sé, lo sé bien.
A lo que iba, que me voy por las ramas: antes del viaje, un cafetillo, ¿con quién? Con mare i pare de Barna, que no paso el cumple con ellos (y os eché de menos, que conste). Una muestra, un regalo, es lo que tiene rebuscar en el baúl de los recuerdos. Siempre acertando, siempre agradecida.
"Mis sillas y yo, año 1987".

Llegada a Valladolid, Iberia a la hora prevista, un poquito antes incluso. Aplausos al aterrizar, es lo que tiene la mayoría de edad. Un recibimiento estupendo, padre, padrino y tata. "¡Qué pelo más largo!" y cosas así. Bienhallada. Maaaaaaaaaaami, madre no hay más que una. Huevo frito, patatas fritas y pan de Valladolid. Paaaaaaaaaan. Y mi casa, mi sofá, mi sitio en la cocina, mi habitación, mi ventana, mi cama.
Cumpleaaaaaños feeeeeeeeliz... van 24 ya. Todos buenos, cada año mejores. Desayuno con Juli, leche de esta "Tierra de sabor", teléfono, paseo por Valladolid, un pinchito, comida en casa (todo está rico si lo cocina mamá), relax en la tarde, teléfono, plan: ¡fiesta! Que el día lo merece, que ya toca, que hay ganas de reencuentro. ¡Y qué reencuentro! Las fotos y un post más largo vendrán próximamente, no he traído cables. Sólo un comentario breve: gracias gente, por venir. Tenía enormes ganas de veros, ha merecido la pena, y qué bien lo he pasado.
Feliz feliz no cumpleaños a mí. Paseo, tiempo asqueroso, comida familiar, café familiar, y casa. Me encanta veros, soy quien soy porque soy hija, nieta, sobrina, prima, de quien soy. Cómo comemos, qué mal cantamos, qué tal estás, ¿te tratan bien los catalanes?

Disfrutando el tiempo que me queda por vivir.

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