domingo, 11 de abril de 2010

Haz turismo invadiendo un país...

La semana de Pascua. Qué buena semana. Empezando como los ingleses y más gente del mundo en el Domingo de Resurrección, con una comida iberoamericana, comiendo risotto (cómo picaba... para mí que soy sensible), viendo llover si era la primera vez que se veía, una tormenta de ésas con truenos y repámpalos, conociendo buena gente proveniente de Pucela (Fran, prometí nombrarte en el blog, lo prometido es deuda) para así no sentirme única con el acento de aquellas hermosas tierras, hablando MOGOLLÓN si hace falta.Lunes de Pascua, fiesta en Barcelona. Agarré un pasmo, resfriado, catarro, trancazo, viva la riqueza del castellano pero no mi malestar general y mi atasco de narizota. Menos mal que a falta de padres biológicos tengo a la meva mare i al meu pare de Barna que tenían medicinas y una mantita para mí, para tirar y estar preparada para los días subsiguientes y la esperada compañía que llegaba.

Martes. ¡Madre mía, es martes! ¡Me falta la cartulina para la maqueta! ¡Los mocos siguen conmigo! ¿Cuándo llegará un Renault plateado? Corriendo a Servei Estació (El Corte Inglés de los materiales, 5 plantas de lo que era una gasolinería llenas de chismes y chismirrines, Adolfo, disfrutarías como un niño con zapatos nuevos), y a casa a esperar. Y a las dos, Roger de Flor arriba, a Travessera de Gràcia, ¡que vienen, que vienen! Y llegó el coche plateado, con el guardia y WEve en su interior. Benvinguts a Barcelona, Evelyn, Juan! ¡Qué bueno que vinisteis! Y la cosa empieza comportándonos como guiris, a comer al McDonald's de Sagrada Família. Luego una visita breve a mi casa y mi habitación (no, desafortunadamente no vivo montada en el dólar así que mi casa no está en passeig de Gràcia, pero está en la Diagonal, y la Diagonal mola), y yo a clase a hacer maquetitas de sillas en cartón pluma y cosas por el estilo, dejando a los tortolitos tomar contacto con la ciudad y descansar. Era importante y necesario, por el viaje de 663 km, y por los kilómetros que quedaban por andar. Después de la clase, a tomar algo, a nuestro bar favorito el Polaroid. Y a casa en el Nitbus, el Búho que hay durante toda la noche (¿Auvasa te enteras?). Al día siguiente nos esperaba Barcelona.
Miércoles. Más ¡que viene, que viene! A madrugar, a Sants Estació, a recibir a la Junquera. Cris, benvinguda a Barcelona! Dejamos la maleta en casa, recibí otro paquete y una maleta de Pucela, más hogar poco a poco y ropa para el calor que se acerca, y turisteamos por el centro. Barri Gòtic, La Ribera, Born, Port Vell. Hacer turismo con jornada parcial implica concentración de espacios y acumulación de información para optimizar tiempos y paseos, aunque los paseos nunca están de más, Juan, ya llegamos pronto, ahora tomamos algo, está aquí cerca. Abandono provisional para las interesantísimas clases de Tecnología que AL FIN han terminado, espero que dejando paso a algo mejor, no es muy complicado. Al Elisabets a cenar, que es como el Minuto pero con patatas bravas y butifarra. Y a casa en el último metro.
Jueves. Hay que visitar al señor Gaudí y su obra, toca la casa Batlló esta vez. Paguemos, porque Gaudí lo merece, siempre, por él lo hacemos. ¿Bonita? Preciosa, preciosísima, guapa, guapérrima, qué chulada, cómo mola... Adjetivos no le sobra ni uno. Un poco rollo (o un mucho) la Audioguía explicativa, yo lo haría mejor y más ameno e intento no poner la cabeza como un bombo... Tomar un café para recargar pilas, que "El club de los bebedores de café" actúa como yonquis a falta de su droga la cafeína. Y luego la Pedrera por fuera (muy vista, el bolsillo elige) y Vinçon. La mejor tienda del mundo. Compraría... Y algún día habrá algo con mi nombre... Sí. Al Mercadona, Mercadona, ingredientes para una comida en Casa Jelen. ¡De chuparse los dedos! Sobremesa, y a clase. La mala suerte no nos dejó ir a nuestro otro bar favorito y nos tocó en el favorito de los Mossos d'Esquadra (qué trabajo tan duro el suyo)... Qué lugar. ¿Peculiar es la palabra, Cris? O algo así por el estilo, por no decir otra cosa.
Viernes. Todo un día por delante para guiriguismos. Destino Montjuïc. Si no estuviera enamorada de Barcelona entera, Montjuïc sería mi zona favorita. Funicular (DRAE: "Dicho de un vehículo o de un artefacto: Cuya tracción se hace por medio de una cuerda, cable o cadena", nadie habló de algo por los aires), Estadi Olímpic, el pebetero ideado por Carles Riart (¿acertaron? da igual, fue increíble), Palau Sant Jordi, Torre de Calatrava (¿son oficinas?)... la Villa Olímpica en general, genial. Palau Nacional, buscamos el pabellón, ¿dónde está el pabellón? ¡Estamos ciegas! ¡Ahí está, ahí está! ¡El pavelló Mies van der Rohe! Si la casa Batlló se queda sin adjetivos, tres cuartos de lo mismo ocurre con él (no Juan, no es el Centro Cívico de Parquesol, cómo te atreves). Las tres entendidas entramos, los dos profanos se lo perdieron. Oh, qué sitio. Oh, qué sillas, qué sillas, qué sillas. Oh, el mármol. Oh, qué sillas. Picnic y para las Ramblas, que atraen a los turistas como un imán. "¿Nos tomamos algo? Tengo sed. Necesito un café." "¿Aquí?" Adentro sin pensarlo. "Hace calor, mejor una Coca-Cola. Al final me he pedido un Nestea". El mercado de la Boquería. ¿El marisco está vivo? Qué simpáticos son los catalanes, encantadores.
- ¿Queréis frutas de ésas?
- No.
- Pues yo sí.
Y callejear por las callecitas de la Ciutat Vella, Santa María del Mar cerrada, lástima no verla... y hasta el parc de la Ciutadella, queda poco turisteo ya.
- ¿Queréis agua?
- No.
- Pues yo sí.
El parque (como el Campo Grande, claro, por supuesto), la fuente en la que participó Gaudí aunque Nieves no nos lo contara, subirse a la trompa de un mamut... al Arco del Triunfo, y acabamos el tour. Vivimos al final de este paseo, "¿cuántos números tiene?"Tomemos un Cacaolat que es de Barcelona.
- ¿Alguien quiere un donut?
- No.
- Pues yo sí.
En la cafetería, marujeos varios, ¿quién, cómo, cuándo, tuenti-nombre? Y una cabezadita...
¡La Sagrada Familia, que casi la dejamos en el tintero por tenerla tan cerca! Boca abierta, porque lo merece. La riqueza del idioma es mucha, pero la Sagrada Familia es más.Y cena, las mejores pizzas de Barcelona, i tant César. Y sangría de cava, porque si somos guiris somos guiris. Perderse está tan incrustado en mi cerebro que no podía dejar pasar la ocasión, así que a nuestro bar favorito a que Juan lo dé todo.
La gente formal como nosotros se va cuando cierran el metro, y la vida del turista es muy dura, y más si te tienes que chupar siete horitas de coche para dejar las vacaciones atrás y volver a tierras castellanas.



Sábado. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el coche plateado debía pasar por ese lugar, a Pedralbes nos dirigimos. Allí está mi casa de verano, cuando me aturdo del mundanal ruido del paseo de Gracia, cómo molo Eve. Más Gaudí porque Gaudí es Barcelona y Barcelona es Gaudí, esta vez un ingenio en forma de dragón para guardar la entrada. Y paseo por un parque, otro como el Campo Grande, claro que sí. Prohibido bañarse en las fuentes, permitido recibir descargas eléctricas, ¿habrá anfibios ahí? Lo que sí que hay es un asesino en serie, ya que los CSI tienen acordonada la zona.
Y Eve y Juan, "Que casa meva és casa vostra", que ha sido estupendo teneros aquí, y volved cuando queráis para repetir todos los grandes momentos, y disfrutar de más si es posible.


Viene el turno de la Junque. ¡Qué bueno que viniste, Cris! Ay, que no me puedo enrollar. Pequeño lironcillo, a pesar de que me hayas dejado sin sábanas ni nórdico todos estos días, qué bien lo hemos pasado. ¡No me digas lo contrario! ¿Sabías que "todo es posible si es integrable"? Andar, andar y más andar, "hay que ir a la playa El" así que nos vamos a la playita, qué personajes hay por la playa, ¡qué fría está el agua, Laura métete, ven que te doy un abrazo!; vaya chapas nos han soltado, que parece que es genético que yo hable como una cacatúa; el deporte de la pelotita es una mierda; vivan las escaleras mecánicas, ni frío ni calor sino todo lo contrario, bancos ergonómicos porque se sentaba desnudo, para decorar tu casa rompe azulejos y ponlos con cemento, hazte un hueco entre los gabachos para sacarte una foto con el guardián del jardín de las Hespérides, seguimos andando más y más, si sólo son tres calles... ¡Que me lo he pasado genial! ¡Que repetimos pronto, en Francia yo trabajando tú tocándote las narices por ejemplo!
Y un último deseo para todos, con todo mi cariño:

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